El pasado 24 de noviembre celebramos el cincuenta aniversario de la Escolanía. Un numeroso grupo de monaguillos se hicieron presente en la Eucaristía de 7 de la tarde. Había monaguillos de todas las etapas, también los de hoy y de mañana. Os ofrecemos algunos testimonios.
Un tiempo apasionante
Tuve la inmensa suerte de formar parte de la Escolanía en sus años iniciales, a principios y mediados de los 70. Años cruciales en plena adolescencia, de crecimiento y formación, en los que la Escolanía jugó un papel que hoy, con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, me atrevo a calificar de fundamental. Coincide la celebración de los 50 años de la Escolanía con los 40 de la Constitución Española. Toda una vida, apasionante, llena de experiencias y cambios; un tiempo duro y al mismo tiempo esperanzador, en el que hemos podido ver como muchas ilusiones se tornaban realidades, ciertamente con sus luces y sombras, pero siempre, hay que pensar, que para mejor. Y en todo este itinerario vital, con nuestros alejamientos y reencuentros con la Fe, lo que sí puedo asegurar es que todos conservamos algo de aquel poso
que la Escolanía nos inculcó y manifestamos, con humildad pero sin respetos humanos, nuestro orgullo por haber sido Monaguillos de Santa Engracia.
Fco. Javier Escorihuela Millán
Cercanía con el Señor
Hay personas e instituciones que dejan huella en nuestro recuerdo por experiencias más o menos memorables, otras dejan huella por los valores que proponen y las virtudes que enseñan, otras por la Fe vivida y transmitida… pero muy pocas personas e instituciones nos llenan de buenos recuerdos, al tiempo que aportan criterio para discernir y nos ayudan a vivir la Fe.
En la Escolanía de Santa Engracia encontramos experiencias de vida ejemplar (sacerdotes y seglares), un entorno lúdico de amistad y expansión, una escuela de liturgia, de catequesis, de formación humana, “schola cantorum”… y sobre todo, tuvimos la ocasión de estar muy cerca del Señor para servirle en el altar, crecer interiormente y prepararnos para vivir cristianamente en medio del mundo.
Hermanos Terreros Andréu
Una etapa inolvidable
¿Cómo explicar en unas breves líneas lo que ha significado para mí la Escolanía de Santa Engracia? Las interminables partidas de ping-pong, la formación de los sábados por la tarde, los ensayos milimétricos para servir bien al Señor, las propias celebraciones litúrgicas… Sin duda, mi fe y gran parte de mi personalidad se las debo a este grupo parroquial, que ha tejido mi forma de ver la vida. Fueron 15 años de servicio, primero de rojo y luego de blanco, en los que descubrí lo que de verdad importa. Quizás comencé atraído por cosas más mundanas, como los ratos de ocio o las meriendas con los amigos, pero pronto descubrí un espacio donde madurar la fe y crecer espiritualmente. Aún siento el aroma del incienso sobre el altar, con la naveta en la mano, la cruz, los ciriales, las campanillas, la bandeja de la comunión y esas procesiones
por el pasillo central del templo –junto a sacerdotes santos– que elevaban la mirada y colmaban el alma.
Rafa Albalad Aiguabella