El pasado 30 de septiembre, en el colegio Santo Domingo de Silos, tenía lugar la presentación de la programación pastoral diocesana para el curso 2017-2018. D. Vicente, nuestro arzobispo, ante más de quinientas personas, entre las que se encontraba un nutrido grupo de miembros de nuestra parroquia, nos proponía las líneas maestras que orientarán la acción pastoral de la diócesis este curso.
“Una Iglesia de puertas abiertas” es el lema propuesto para este curso pastoral. El papa Francisco, en su encíclica Evangelii Gaudium y en su magisterio frecuente, insiste: “La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre” (EG 46). No sólo es necesario que estén abiertos los templos, sino que la Iglesia y los cristianos tengamos capacidad de acoger a las personas y mostrarles el camino de la fe, precisamente porque “la alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera” (EG 21).
El paso siguiente es concretar este objetivo en nuestra parroquia y en las acciones pastorales que realicemos. El documento de la programación pastoral (disponible en www.archizaragoza.org/ planpastoral) nos propone una serie de líneas de acción que nos ayudan a concretar el objetivo:
• Fomentar una acogida activa que, atenta a las personas y sus situaciones, ofrezca cauces de acompañamiento.
• Promover la renovación espiritual para que todos vivamos con más ilusión la misión de la Iglesia.
• Cultivar la sencillez y la cercanía en nuestras celebraciones litúrgicas.
• Fortalecer los lazos entre comunidades cristianas y realidades eclesiales en cada unidad pastoral.
• Participar personal e institucionalmente en plataformas civiles y sociales que trabajan por la justicia y el bien común.
Son líneas de acción para crecer en la fe y mostrar, con mayor claridad, la actualidad del mensaje de Jesucristo. El tesoro de la fe es para compartirlo, la Buena nueva del Evangelio es para difundirla, el encuentro con el Señor es para celebrarlo y que todos puedan reconocer al Señor en su vida y en su historia.
Todos y cada uno de nosotros estamos llamados a ser “discípulos misioneros” para que el mundo crea.