SANTA ENGRACIA (ZARAGOZA)
Versión escrita
Querido visitante, bienvenido a Zaragoza y a su Basílica de Santa Engracia. Estás en un templo levantado gracias a la profunda fe y gran devoción de las gentes de esta ciudad hacia su patrona y a sus compañeros, mártires en la Fe. Según la tradición, Santa Engracia fue una joven lusitana que sufrió martirio en el siglo IV en la antigua Caesar Augusta, nombre de Zaragoza en época romana. Junto a ella también fueron martirizados los dieciocho compañeros que la acompañaban en su viaje para ir a desposarse al sur de las Galias.
Este templo, ha conservado vivo su recuerdo, así como la devoción a sus reliquias. También conocido como Santuario de los Innumerables Mártires y templo de las Santas Masas, ha sido visitado a lo largo de los siglos por numerosos peregrinos y visitantes.
“Los ejércitos napoleónicos invadieron Zaragoza demoliendo el monasterio de Santa Engracia, pero no pudieron destruir la veneración a los santos mártires que siguen victoriosos en su misión de ser testigos ejemplares de seguimiento a Jesucristo”
LA PORTADA EXTERIOR
Antes de acceder al templo, contemplamos su monumental portada principal. Es de estilo plateresco y constituye una de las más relevantes obras renacentistas de España. Felipe II la definió como “un altar mayor trasladado a la fachada”. La portada original fue levantada en 1511 por Gil Morlanes El Viejo y culminada en 1516-1517 por su hijo, Gil Morlanes El Joven. A mediados del siglo XVIII sufrió una nueva restauración hasta que en 1899, Carlos Palao la interviene por tercera vez tal y como la podemos contemplar hoy.
En esta majestuosa portada vemos el carácter martirial gracias a una iconografía ascendente; desde el triunfo de los mártires por su Fe en Jesucristo a la sabiduría de los Doctores, pilares de la Iglesia. Sobre ellos, aparece la Virgen con su Hijo, venerados por los reyes de la tierra. Todo el conjunto está rematado por el Calvario, signo de la Redención.
La portada se abre en arco de medio punto, con dos arquivoltas y está flanqueada por las esculturas de confesores y santos mártires. A la derecha, se encuentra la talla de San Esteban portando las piedras con las que fue lapidado. Se le denomina “protomártir”. A su lado vemos la efigie de San Valero, uno de los primeros obispos de Zaragoza y patrono de la ciudad. A la izquierda, se encuentran las imágenes de San Prudencio, y San Vicente Mártir, el diácono de San Valero, a quien acompaña una rueda de molino con la que fue arrojado al mar, símbolo de su martirio.
La portada está enmarcada por dos pares de columnas abalaustradas. Entre ellas, se hallan las esculturas de los Doctores y Padres de la Iglesia. En la hornacina inferior derecha podemos observar a San Agustín portando “De Civitate Dei” -La Ciudad de Dios-. En la hornacina superior, vemos la talla de San Gregorio Magno. En el lado opuesto, en la parte inferior aparece la efigie del obispo de Milán y mentor de San Agustín, San Ambrosio. Sobre él, San Jerónimo sujeta un libro, posiblemente “La Vulgata”. Se trata de una traducción de la Biblia al latín de la que fue autor. A sus pies, descansa un león, figura que le acompaña siempre en su iconografía.
Las hornacinas superiores albergan tres relieves. El central está ocupado por Santa María de las Santas Masas, sentada en un trono con Niño Jesús de pie sobre su regazo. Un par de ángeles que tañen sus instrumentos la flanquean, mientras que otros dos la coronan como Reina de cielos y tierra. A los lados distinguimos los relieves de los Reyes Católicos en actitud orante. A la derecha, la reina Isabel la Católica arrodillada con un rosario entre sus manos fija su mirada en la Virgen con el Niño que preside el conjunto. Le acompañan Santa Catalina de Alejandría que parece sostener su manto y Santa Paula, fundadora de la rama femenina de los jerónimos. La escultura del rey Fernando el Católico con la misma disposición devocional que su esposa ocupa la hornacina izquierda. San Jerónimo, fundador de la Orden Jerónima y San Juan Bautista cubierto con piel de camello le acompañan. En el siglo XV la iglesia de Santa Engracia se convirtió en monasterio de la Orden de San Jerónimo. Por ello, abunda la devoción e iconografía jerónima.
“El rey don Iuan el segundo de los de Aragon, padre de nuestro Rey do Fernando el Católico, tenía grande deuocion en la virgen y martyr santa Engracia. Diole una enfermedad muy recia en los ojos estando en Zaragoça el año MCCCLIX. Encomendándose muy de veras a su santa y cobro luego sanidad, y la vista que casi la tenia perdida…, y escriuio una carta, rogandole a la Orden Ierónima encarecidamente, quisiesse recibir la Iglesia de Santa Engracia para monasterio de la Orden, porque tenía intento de hazer allí vn principal monasterio”
En los extremos, dos figuras ataviadas con indumentaria militar parecen custodiar este segundo cuerpo. Junto a ellas, la efigie de San Lamberto portando su cabeza entre las manos. Cuenta la leyenda que este santo zaragozano, patrón de los labradores aragoneses, admiraba profundamente el ejemplo de amor a Dios demostrado por Santa Engracia y sus compañeros. Por esta razón, tras sufrir él también martirio por decapitación, tomó su cabeza en las manos y se dirigió hasta este mismo santuario para poder descansar en paz junto a sus queridos mártires. En el lado izquierdo, podemos ver a San Lupercio, tío de Santa Engracia, que encabezaba la corte de los Dieciocho caballeros que acompañaron a la joven hasta Caesar Augusta.
Para terminar, el conjunto es coronado por un magnífico Calvario con su habitual composición iconográfica. A la izquierda, la Virgen Dolorosa alza su mirada hacia su Divino Hijo, mientras que San Juan, el discípulo amado, mira con aflicción a su Señor.
“Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.”
San Juan 3, 17
Después de contemplar esta fastuosa portada es momento de acceder y profundizar en este lugar repleto de historia, arte y devoción. Como puedes advertir es solemne y espacioso y todo él nos lleva a centrar nuestra atención en el altar mayor.
NAVE PRINCIPAL Y CAPILLAS LATERALES
Comienza tu recorrido en el interior de la nave principal del templo reconstruido a finales del siglo XIX. Su fábrica es el resultado de las intervenciones practicadas en el siglo XIX por los Arquitectos Ricardo Magdalena y Julio Bravo. Conforme avanzas por el pasillo central hasta el altar mayor descubrirás en el suelo grandes rótulos con letras de bronce con los nombres de los compañeros que junto a la joven Engracia sufrieron martirio. Sus nombres los conocemos escritos en el pavimento del pasillo central de la nave principal, gracias al testimonio del poeta romano Aurelio Prudencio, quien hacia el año 405 dedicó el himno IV de su obra “Peristephanon”, o “Libro de las Coronas” a los mártires de la ciudad.
LOS NOMBRES FUERON:
Januario, Fausto, Casiano, Matutino, Apodemio, Primitivo, Evencio, Quintiliano, Publio, Frontonio, Felix, Ceciliano, (Lamberto – junto a la bajada a la cripta), Julio, Urbano (aquí puedes elevar la mirada a la cubierta pintada), Marcial, Suceso, Optato, Innumerables mártires, Lupercio, Engracia.
Seguramente tu atención ya se ha dirigido a la imponente pintura del siglo XIX que decora la bóveda que cubre este tramo. En su parte inferior se representa a Santa Engracia siendo martirizada en el interior de un templo pagano en presencia del gobernador romano. Si te fijas en la escena descubrirás como un soldado que porta unas grandes tenazas abre el costado de la joven mártir dejando a la vista sus entrañas tal y como lo narra Aurelio Prudencio en el Peristephanon. En la parte superior, aparece la escena de la glorificación de los mártires.
RETABLO PRINCIPAL
Presidiendo el altar mayor, suspendido bajo una corona, vemos un Cristo Crucificado. Fue realizado en 1892 por los escultores catalanes, de orientación modernista, José Llimona y Eusebio Arnau. El relieve del cuerpo central del retablo fue realizado por Arnau, mientras que los laterales los ejecutó Llimona. En la composición general se aprecia cómo dos ángeles flanquean el espléndido alto relieve de la parte central que representa el Martirio de Santa Engracia en el momento de su muerte. En la escena, otra vez a las puertas de un antiguo templo pagano, un verdugo martiriza a Santa Engracia clavándole un clavo en la cabeza ante la presencia del gobernador y los fieles de Zaragoza. Clavo que es el atributo de su martirio y el emblema de este templo. En 2011 fue restaurado recuperando la policromía actual.
Llegados a este lugar, fíjate bien en el Sagrario. Allí se encuentra el mayor tesoro que encontramos en el templo: la Presencia Eucarística del Señor. Cristo vivo nos ha salvado y redimido gratuitamente, nos ha regalado la vida eterna y está siempre a junto a nosotros. Puedes detenerte ante Él y elevar una breve oración.
LADO DE LA EPÍSTOLA (derecho)
En este momento puedes volver al inicio del templo para contemplar las capillas laterales.
Debajo del coro y separado del resto del templo por un enrejado, se encuentra una imponente pila bautismal de mármol blanco cubierta por una original tapa. A continuación, en la siguiente capilla, se encuentra el retablo dedicado a San Antonio de Padua, uno de los pocos santos representado con el Niño Jesús en brazos. Las tallas de Santa Elena y del apóstol Santo Tomás completan el conjunto.
La talla procesional de “Jesús camino del calvario”, está junto a la puerta que da acceso a la cripta. Sobre ella, la imagen de la Divina Misericordia. Jesús irradia luz roja y blanca de su corazón, que representan la Sangre y el Agua que brotaron de lo más íntimo de su Misericordia.
La última obra ornamental del lado derecho del templo corresponde al retablo de San Lorenzo, cuya imagen con la parrilla y símbolo de su martirio, preside el conjunto. San Luis Gonzaga y Santa Rita de Casia están a su lado, mientras que un relieve del arcángel San Rafael ocupa el ático. Escoltando este grupo escultórico se hallan las efigies de los Padres de la Iglesia, San Jerónimo y San Agustín.
Llegamos a la cabecera del templo. A los pies del altar mayor se encuentran las imágenes de bronce de San Juan Pablo II y San Josemaría Escrivá de la escultora madrileña Diana Garcia Roy. El papa veneró las Santas Masas, reliquias de los Innumerables Mártires, en su visita a Zaragoza en el año 1982 y concedió al templo la dignidad de basílica menor pontificia. Por su parte, el fundador del Opus Dei celebró Misa en este recinto sacro. En la altura podemos distinguir las tallas San Lorenzo y San Vicente Mártir.
“Los mártires desean estar en comunión con la Verdad y lo muestran con su sacrificio. Con su muerte se unen a Cristo, porque El es el Camino, y la Verdad, y la Vida”
LADO DEL EVANGELIO (izquierdo)
Siguiendo el recorrido encontrarás el Altar de las Tres Avemarías. Es un delicado relieve donde se representa la Coronación de María. La Virgen María es coronada por la Santísima Trinidad como Reina del Universo. Del mismo modo, el conjunto está flanqueado por las tallas de San Pedro Nolasco y San José de Calasanz
A continuación, te encuentras con el paso de la Semana Santa “Jesús en su primera caída”. El retablo de la capilla contigua está consagrado a la Sagrada Familia de Nazaret. La Virgen María y San José acompañan al Niño Jesús que apoya sus pies sobre la bola del mundo. El Espíritu Santo en forma de paloma les ampara. Todo el conjunto está coronado por la figura del Padre Eterno.
En la siguiente capilla, descubrimos el retablo del Sagrado Corazón de Jesús. Le acompañan las imágenes de menor tamaño de Santa Teresa de Jesús y San Enrique.
Por último se encuentra la capilla del Crucificado, donde podemos ver una sobria talla de Cristo Crucificado de Carlos Palao. Está acompañado por una sencilla imagen de la Virgen de los Dolores.
A estas alturas seguro que te has fijado en unos sencillos relieves con las catorce estaciones del VIA CRUCIS. con doce cruces que se encuentran en los muros. El camino de la cruz de Jesús es la antesala del triunfo definitivo sobre la muerte que llegará con su Resurrección.
ANTESALA DE LA CRIPTA
En este momento de la visita puedes acceder a la cripta, descendiendo por las escaleras que se encuentran junto a la imagen de “Jesús con la cruz a cuestas”.
La cripta se ubica en el espacio arqueológico que corresponde al antiguo santuario donde se veneraban los restos de Santa Engracia y los Dieciocho mártires que ya cita Aurelio Prudencio en su obra de comienzos del siglo V. Al final de la escalera y justo a la entrada de la cripta también podrás contemplar los restos arqueológicos de un Baptisterio o antigua piscina bautismal asociada al primitivo santuario de los siglo V-VI. Era octogonal y en el centro había una pequeña piscina donde se efectuaba el bautismo por el rito de inmersión. Encima de ella, un elemento arquitectónico romano reutilizado y convertido con posterioridad como pila bautismal en la Edad Media en la que se realizó el bautismo mediante el rito de infusión, rito que sustituyó al de inmersión. En este mismo lugar destaca una imagen de Santa Engracia que presidió la fachada del templo y que tras su restauración se sustituyó por la que hoy podemos ver en su lugar.
ACCESO A LA CRIPTA
Al acceder a la cripta contempla el pavimento original del antiguo santuario de época romana y de la ampliación que se realizó en el monasterio medieval.
La cripta, diseñada por el arquitecto José de Yarza, reconstruida tras su destrucción en 1808, tuvo una larga génesis. Primero, la retirada de escombros producidos por la voladura de la misma por el ejército francés y después, su reconstrucción. A lo largo del siglo XX ha habido algunas pequeñas reformas y en 2011, excavaciones arqueológicas. Al ser el lugar privilegiado de la basílica actual, la veneración a las reliquias de los mártires es prácticamente ininterrumpida. Por ello y para respetar a las personas que vienen a orar, si no hay culto religioso puedes acceder al espacio sagrado de la cripta, origen del templo actual. Verás reliquias de Santa Engracia y los Dieciocho compañeros, San Lamberto y las Santas Masas. También reliquias que se encuentran en el interior de los arcosolios adosados a la pared y que envuelven a los fieles que peregrinan hasta aquí intercediendo para favorecer una experiencia más cercana de la presencia de Dios en este espacio.
PASILLO CENTRAL
Acércate al presbiterio. Allí se localiza el Pozo de los Innumerables Mártires de Zaragoza que contenía los restos de sus reliquias martiriales. Cuenta la tradición que, junto a la antigua Puerta Cinegia de la ciudad, también fueron martirizados por el gobernador romano otros cristianos de Caesaraugusta. Unas pequeñas piedras de ceniza apelmazada, Santas Masas, que se recogieron en este lugar nos recuerdan el testimonio de estos cristianos.
Dirígete ahora a tu izquierda. Un gran cofre custodia las principales reliquias que han llegado hasta nosotros. Los relicarios que albergan los cráneos de Santa Engracia, San Lupercio y San Lamberto; el clavo martirial de Santa Engracia; el paño que guarda la sangre que brotó de forma milagrosa del cráneo de San Lamberto en 1522 cuando visitó este lugar el papa Adriano VI; y las Santas Masas que quedan del pozo de los Innumerables Mártires. Santas Masas que también podemos encontrar en interior del pequeño cofre al otro lado de la cripta y que veneró San Juan Pablo II en el año 1982 en su viaje a Zaragoza.
ALTAR MAYOR
Decorando el altar mayor verás un conjunto de esculturas de los siglos XV y XVI pertenecientes a varios retablos. La figura central representa a Santa Engracia. Los tallas que la flanquean son personajes cuyas identidades vamos desvelando poco. Mirando de frente al altar destaca el grupo de la derecha por representar la figura del extremo a Carlos V con el Toisón de oro. La siguiente figura es su hermano Fernando, Rey de Bohemia y Hungría. La figura que está en medio de los dos, al fondo, Francisco de Cobos secretario de estado del Monarca español. Si pasamos al grupo de la izquierda, el personaje barbado y con la cabeza cubierta que está al fondo del grupo, es el escultor Damián Forment.
También en el altar mayor encontrarás tres sarcófagos adosados a la pared. Los dos de los extremos son de mármol labrado y el central de jaspe de Tortosa. En los dos primeros se custodiaron reliquias de los mártires a partir de época hispanovisigoda (siglos VI-VII) y el central contuvo desde mediados del siglo III los restos de la mártir Engracia.
SARCÓFAGOS PALEOCRISTIANOS
A ambos lados del altar encontrarás dos sarcófagos paleocristianos labrados en los talleres de la ciudad de Roma en torno a los años 330 y 340. A la derecha el conocido como la “Receptio animae” o de FLORIA, nombre grabado en el centro del listel superior. Albergó las reliquias de Santa Engracia desde los siglos VI-VII hasta que fueron ocultadas a finales del siglo XI en el sarcófago de piedra caliza que puedes ver bajo el moderno altar mayor. En los laterales se representa el pecado original y la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. El friso principal representa el juicio del alma y el premio del cielo. Las dos escenas siguientes son: la curación del ciego y las Bodas de Canáa. Está labrado en Mármol del Proconeso (Mar de Mármara), lo datamos hacia el 330.
A la izquierda, el sarcófago llamado de la “Trilogía petrina” representa cuatro milagros de Jesucristo: la curación del ciego, las bodas de Caná, el milagro de los panes y los peces y la resurrección de Lázaro. Y tres escenas de la vida de San Pedro: el bautismo de sus carceleros en Roma, el prendimiento de Jesús y las negaciones de Pedro. Está labrado en mármol griego de Paros y se puede datar hacia del 340.
Todas estas imágenes son de un gran valor espiritual para las primeras comunidades cristianas de la ciudad. Al verlas podrás trasladarte en el tiempo y contemplar las mismas figuras que alimentaban la fe de los primeros cristianos.
Para terminar la visita y antes de abandonar la cripta observaremos el fuste de una columna. Muy probablemente es de la primitiva basílica romano-cristiana del siglo IV que fue reutilizada en el Monasterio medieval que ocupó este mismo lugar. La tradición del lugar afirma que, en esta columna, fue azotada Santa Engracia.
“Jesús está vivo en medio de nosotros, Él es el mismo ayer, hoy y por siempre”
Vamos acabando nuestra visita donde hemos aunado arte y fe. Esperamos que tu visita haya sido grata. Antes de abandonar el templo para seguir tu camino por tierras aragonesas, te invitamos a tener unos momentos de recogimiento y oración, acompañando al Señor en su presencia eucarística en esta misma cripta junto a las reliquias de los Mártires de Zaragoza que son quienes nos enseñan el valor de la fe y del testimonio de vida a pesar de las dificultades, renuncias o persecuciones que podamos sufrir. Su ejemplo y su vida es semilla de nuevos cristianos.
Ponemos a tu disposición algunas oraciones que esperamos te ayuden en estos momentos de interiorización. Del mismo modo, gracias a los diversos enlaces del texto, puedes profundizar en la vida de los Santos situados en los retablos de la Basílica.
ORACIONES
Enséñame el camino (San Agustín)
Ahora comprendo la necesidad de volver a ti;
ábreme la puerta,
porque estoy llamando;
enséñame el camino para llegar hasta ti.
Solo tengo voluntad.
Sé que lo caduco y transitorio debe despreciarse
para ir en pos de lo seguro y eterno.
Esto hago, Padre,
porque esto sólo sé y todavía no conozco
el camino que lleva hasta ti.
Enséñamelo tú, muéstramelo tú,
dame tú la fuerza para el viaje.
Si con la fe llegan a ti los que te buscan,
no me niegues la fe;
si llega con la virtud, dame la virtud;
si llega con la ciencia, dame la ciencia.
Aumenta en mí la fe, aumenta la
esperanza, aumenta la caridad.
¡Oh, cuán admirable y singular es tu bondad!
Oración a Santa Engracia
Dios de amor y providencia-
Tú que nos diste a Santa Engracia
como testimonio de fe y fortaleza.
Haz que nosotros tengamos fe en ti
y tengamos también fortaleza
para afrontar las barreras de cada día.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Oración del papa Francisco por los cristianos perseguidos
Padre nuestro, Padre misericordioso y lleno de amor,
mira a tus hijos e hijas que a causa de la fe en tu Santo Nombre
sufren la persecución y discriminación
en tantos lugares del mundo.
Que tu Santo Espíritu les colme con su fuerza
en los momentos más difíciles de perseverar en la fe.
Que les haga capaces de perdonar a los que les oprimen.
Que les llene de esperanza para que puedan vivir su fe en alegría y libertad.
Que María, Auxiliadora y Reina de la Paz
interceda por ellos y les guíe por el camino de santidad.
Padre Celestial, que el ejemplo de nuestros hermanos perseguidos
aumente nuestro compromiso cristiano,
que nos haga más fervorosos y agradecidos por el don de la fe.
Abre, Señor, nuestros corazones para que con generosidad
sepamos llevarles el apoyo y mostrarles nuestra solidaridad.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.