Queridos feligreses
Hoy comienzo mi carta con una oración de agradecimiento al Señor por esta nueva familia de la que me ha hecho parte, la parroquia de Santa Engracia. Llegué a vosotros hace unos meses y, desde el primer momento, sentí vuestra acogida. El 10 de septiembre comencé mi nuevo ministerio pastoral, acompañado de D. Fernando y D. Pedro, que junto con D. César y D. José Pablo servimos a esta comunidad cristiana. Ha pasado un curso pastoral y, os confieso, que ha sido intenso pero que, en todo momento, he reconocido la presencia de Dios, auténtico protagonista en la vida de la Iglesia.
Estos meses han tenido mucho de aprendizaje y de conocer a las personas y las actividades. También ha habido errores, por desconocimiento o por impulsividad, si en algo os he fallado, disculpad. En cualquier caso ha sido tiempo de disfrutar, trabajar y sentirme parte de una gran familia que hunde sus raíces en el testimonio de los protomártires de Zaragoza que, junto con Santa Engracia, confesaron la fe con palabras y con sangre. Os doy las gracias, especialmente a todos aquellos que colaboráis activamente para que la parroquia pueda llevar a cabo su misión. Voluntarios, miembros de grupos pastorales, personal de la casa, religiosas, donantes… sin vosotros no habría sido posible.
Nuestra parroquia comparte los mismos retos que tiene hoy la Iglesia. El envejecimiento de sus miembros, la escasa significatividad social y cultural, la falta de recursos económicos para poder desarrollar su misión, incluso una cierta falta de ilusión en sus miembros… Son retos que nos preocupan y nos ocupan. Pero, al mismo tiempo, conviene recordar que:
Hay quien puede pensar que la parroquia es sólo el templo y lo que en él sucede. Nada más lejos de la realidad. La parroquia es mucho más que las celebraciones litúrgicas. La parroquia es una familia, grande y diversa, que quiere vivir su fe y desarrollarla con acciones formativas, encuentros de convivencia y ¡cómo no! mediante la liturgia y la celebración de la fe. Nos queda mucho camino por recorrer en el anuncio y testimonio compartidos de la fe hoy… pero no lo olvides…. Tú también eres parte de esta familia y te necesitamos. ¡Gracias!
Sabéis que estoy (junto con todo el equipo de sacerdotes) a vuestra disposición.
Santiago Aparicio