“Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo” (Jn 17-3).
Necesitamos momentos de quietud, soledad y silencio ante Dios. El ajetreo de la vida actual saturada de palabras, sonidos e imágenes no deja espacios vacíos donde resuene la voz de Dios, donde podamos encontrarnos con el Señor en el sosiego sagrado de la adoración y la contemplación (cf. Francisco, Gaudete et exultate 29).
Para conocer el amor que Dios nos tiene y creer crecientemente en él (1Jn 4,16), proponemos este retiro mensual, en el Día del Señor, en presencia de Cristo Eucaristía, para ser hechos testigos suyos, evangelizadores, como Santa Engracia y sus compañeros mártires.
Están todos invitados porque meditaremos lo fundamental cristiano, común a todos.