El 1 de diciembre de 1521 murió en Roma León X. Su sucesor fue elegido el 9 de enero de 1522: el holandés Adriano de Utrecht, uno de aquellos flamencos que formaron parte del séquito de Carlos I cuando llegó a España. Era teólogo de la universidad de Lovaina y el rey lo nombró obispo de Tortosa, inquisidor general y regente del reino cuando se tuvo que ausentar al ser elegido emperador, teniéndose que enfrentar a la sublevación de los comuneros castellanos.
En el momento de su elección se encontraba en Vitoria. No llegó a Roma hasta el 28 de agosto. Mientras, emprendió un largo viaje durante el cual permaneció varios meses en Zaragoza, que ejerció como corte pontificia. Aquí llegó el 31 de marzo, alojándose en la Aljafería, aunque no hizo su entrada solemne hasta el 4 de abril, cuando fue recibido de una manera similar a la procesión del Corpus.
Este día, por la tarde, a la vuelta a la Aljafería desde el palacio arzobispal, pasó por la puerta del monasterio jerónimo de Santa Engracia, donde le recibieron los religiosos. El miércoles 9 de abril visitó la iglesia: al entrar en la capilla de la santa se cayó de lo alto una lámpara cristalina, que manchó al papa; según fray León Martón algunos pensaron que esto significaba que viviría poco tiempo; mandó luego abrir el sepulcro de san Lamberto, en presencia del arzobispo y los jurados de la ciudad, asistiendo a la misa que celebró el obispo de Astorga; se afirma que dicho día dichos restos, en las manos del papa, manó sangre, que se recogió y parte de la cual se conservaba en un relicario, dentro de un pomo de cristal, en la sacristía.
Adriano VI volvió a visitar la cripta el miércoles 16 de abril, después de comer, para celebrar la Semana Santa, hospedándose en el claustro grande, en la celda prioral, mientras su séquito se instaló en las demás celdas, asistiendo durante tres días a los maitines u oficio de tinieblas. El Jueves Santo asistió con capa y mitra de brocado blanco a la misa, que celebró el obispo de Burgos en la capilla mayor, sobre un sitial. El papa dio la comunión a todos los monjes y reservó el Santísimo en el monumento, acompañándole los obispos presentes con cirios, capas y mitras; luego celebró el lavatorio de los pies con trece pobres, a los que gratificó con una limosna; se celebraron vísperas y concedió indulgencia plenaria a quienes estuviesen en el monasterio.
El prelado de Burgos también celebró los oficios del Viernes Santo, con asistencia papal. Señaló sete iglesias para ganar las mismas indulgencias que en Romas (la Seo, el Pilar, santa Engracia, san Pedro, san Pablo, el convento de monjas clarisas de Jerusalén y la Magdalena. Del viernes Santo al domingo de Cuasimodo (el segundo de Pascua) se dividieron las estaciones entre Santa Cruz, la Seo, el Pilar, San pedro, San Pablo, San Lorenzo, San Felipe. El Portillo, San Juan el Viejo y Santa Engracia.
El Sábado Santo celebró misa en su oratorio y asistió a los oficios (que celebró el obispo de Pati) en la cripta. El domingo de pascua asistió a la misa del obispo de Sigüenza y por la tarde a Vísperas. El lunes por la mañana, después de celebrar isa, se retiró al palacio de la Aljafería. Permaneció en la ciudad hasta el 11 de junio
Este papa tenía devoción a otro san Lamberto, obispo de Maastricht y patrono de Lieja, fruto de la cual fue la construcción de un convento de trinitarios con su nombre en el lugar de su martirio, en el barrio de Miralbueno. Su pontificado fue muy breve, pues murió el 14 de septiembre de 1523.
Juan Ramón Royo García