Memoria
Santa Isabel de Portugal nació en Zaragoza (1271) y fue hija de Pedro III de Aragón y de Constanza II de Sicilia. Se le puso el nombre de Isabel en honor a su tía-abuela, santa Isabel de Hungría. En 1282 casó con Dionisio I de Portugal. Fue madre de Alfonso IV de Portugal y de Constanza, esposa de Fernando IV de Castilla y madre y regente de Alfonso XI. SE entregó al cuidado de enfermos, viejos y mendigos, y a construir hospitales y conventos. Destacó por su labor pacificadora entre su esposo y su hijo y entre este y su homónimo castellano. Al enviudar en 1325 peregrinó a Compostela e ingresó en el convento de clarisas que había fundado en Coimbra. Murió en Estremoz el 4 de julio de 1336.Fue y canonizada por Urbano VIII en 1625. Es patrona de la provincia de Zaragoza.
Antífona de entrada Mt 25,24. 36.40
Venid vosotros, benditos de mi Padre- dice el Señor;
estuve enfermo y me visitasteis.
Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos
mis pobres hermanos, conmigo lo hicisteis.
Oración colecta
Oh Dios, que creas la paz y amas la caridad,
tú que otorgaste a santa Isabel de Portugal
la gracia de conciliar a los hombres enfrentados,
muévenos, por su intercesión,
a poner nuestros esfuerzos al servicio de la paz
para que merezcamos llamarnos hijos de Dios.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
La viuda de verdad, la que está sola en el mundo, tiene su esperanza puesta en Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 5, 3-10
Querido hermano:
El subsidio de viuda dáselo a las viudas de verdad. Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero su deber con la propia familia, y a corresponder por lo que han recibido de sus progenitores. Esto agrada a Dios. La viuda de verdad, la que está sola en el mundo, tiene su esperanza puesta en Dios, y se dedica a las súplicas y a las oraciones, de día y de noche. En cambio, la de malas costumbres, aunque esté en vida, está muerta. Insiste en esto: que sean irreprochables. La que no mira por los suyos, y en particular por los de su familia, ha renegado dela fe y es peor que un incrédulo. Para que una viuda sea inscrita en el grupo hace falta: que no tenga menos de sesenta años, que se haya casado una sola vez, que esté acreditada por sus buenas obras; o sea, por haber educado a los hijos, haber dado hospitalidad; haber lavado los pies a los santos, haber asistido a los atribulados, haber practicado toda clase de buenas obras. Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 (R.: 2a)
V. Bendigo al Señor en todo momento.
R. Bendigo al Señor en todo momento.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
Aleluya Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo -dice el Señor-;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.
EVANGELIO
Vosotros seis la luz del mundo
+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?. No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, los dones de tu pueblo
y concédenos
que, al recordar las maravillas
que el amor de tu Hijo realizó con nosotros,
nos reafirmemos, a ejemplo de los santos,
en el amor a Ti y al prójimo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de la comunión Juan 13, 35
La señal por la que conocerán que sois discípulos míos
será que os amáis unos a otros –dice el Señor.
Oración después de la comunión
Alimentados con el sacramento de salvación,
te rogamos Dios de misericordia,
que, imitando la caridad de santa Isabel de Portugal,
seamos un día partícipes de su gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.